Si al Ejercicio
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        Se nos ha inculcado que cuando se tiene una enfermedad crónica o se está convaleciente de alguna enfermedad no se debe hacer ningún ejercicio, al contrario de lo que ocurre en oriente. Sin embargo hacer es positivo para muchas personas que padecen patologías como diabetes, asma, depresión o problemas coronarios. Frente a cualquier temor popular, el verdadero peligro es el sedentarismo.

        Por suerte se van levantando voces a favor del ejercicio y así según Carlos Barrios Pitarque, profesor de Cirugía Ortopédica de la Universidad de Valencia, "es falsa la creencia de que un enfermo no puede hacer deporte, cuando en muchos casos es positivo”. Según este experto, "urge huir del sedentarismo, que es la mayor lacra de la salud pública".

        Ante la idea de hacer deporte, muchos pacientes van temerosos a las consultas de atención primaria. Y son los médicos quienes deben explicarles que se puede hacer ejercicio de manera razonable y que éste puede ayudarles no sólo a preservar su salud sino a controlar las enfermedades que puedan padecer. Hacer ejercicio ayuda a reducir la toma de medicamentos, mejora la movilidad, el tono vital y previene las patologías coronarias. De hecho, en la recuperación de las personas que han sufrido un infarto es fundamental la realización de actividad física controlada por el médico.

        Para este especialista, por ejemplo, es un error prohibir el deporte a los niños con asma o que las madres pidan certificados para que no lo hagan en los centros de enseñanza. Con las debidas precauciones, los asmáticos deben hacer ejercicio, ya que así aprenden a controlar sus crisis y ven mejorada su autoestima.

        Lo que es importante es educar e informar sobre los beneficios y riesgos del ejercicio. Cualquier persona sedentaria debería realizarse un examen médico antes de comenzar a realizar cualquier actividad física y ponerse siempre en manos de un experto, ya sea en un centro deportivo o con entrenador personal.