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Algunos maestros afirman que las posturas más importantes del Tai Ji están directamente relacionadas con los "Ocho Trigramas" de Fu Xi, base del Yi Ching. Esta relación sería:
A estas ocho posturas hay que añadirle los cinco pasos fundamentales, que están relacionados con los Cinco Elementos. Esta relación es:
Los ejercicios individuales de Tai Ji son sólo una pare del sistema del Tai Ji Quan. Cuando se lleva cierto tiempo practicando "La Forma" el Maestro introduce el Empuje de Manos. (Tui Shou). El Tui Shou es una forma de entrenamiento muy regulada, en la que los practicantes se sitúan uno frenta al otro, colocando cada uno las manos sobre los brazos del otro, seguidamente se inicia una serie de empujes y retrocesos alternativos, utilizando para ello las posturas y desplazamientos que se encuentran en La Forma. Al principio el Tui Shou se realiza sin mover los pies. El objeto de este ejercicio es habituarse a aplicar la fuerza y la cesión ante la fuerza, utilizando sólo los brazos, el tronco y los movimientos de piernas con los pies fijados. Posteriormente se introduce el empuje de manos con desplazamientos. En esta fase se utilizan, al principio, movimientos o desplazamientos previamente acordados. La práctica del Tui Shou aumenta la sensibilidad y la capacidad de hacer frente a las diversas situaciones que se nos puedan presentar en la vida. Dento del Tui Shou tenemos:
En resumen, la práctica de la "forma" permite aprender la esencia del Tai Ji Quan, mientras que el Tui Shou permite entrenar para la aplicación marcial del Tai Ji Quan. Los diferentes estilos de Tai Ji, a pesar de tener características propias, poseen los siguientes rasgos comunes:
La práctica del Tai Ji Quan exige que todo el cuerpo permanezca en la vertical. El eje corresponde a la alineación de los puntos 20VG y 1VC, situados en la cabeza y en el periné, respectivamente. Esto exige no desplazar el cuerpo hacia adelante o hacia atrás, hacia la derecha o hacia la izquierda. Permanecer con el eje alineado favorece la circulación de la energía y la fluidez de los movimientos. Cuando el cuerpo está erguido, el espíritu puede elevarse, las piernas tienen una raíz firme y el cuerpo puede mantenerse en el centro, en equilibrio. Sin embargo, algunos movimientos como: LA CIGÜEÑA DESPLIEGA SUS ALAS, ACARICIANDO LA COLA DE UN GRAN PÁJARO, etc..... se realizan con el cuerpo ligeramente inclinado hacia adelante, en estos movimientos es importante continuar con la alineación de los puntos 20VG y 1VC, lo que hace que la columna vertebral esté recta. Al mismo tiempo, la cabeza debe estar recta pero sin tensión ni rigidez, los músculos del cuello deben estar relajados. La mente debe permanecer tranquila pero alerta. Por eso el Tai Ji exige la combinación del entrenamiento físico, mental y respiratorio. En la medida que haya un mayor grado de concentración, los movimientos serán más seguros y facilitaran una mejor regulación de las funciones fisiológicas. Durante la práctica de los ejercicios, los movimientos del cuerpo deben estar perfectamente coordinados. El Tai Ji exige que las manos, los ojos, el cuerpo y los miembros se muevan como un todo, teniendo las piernas como base y la cintura como eje. Los movimientos serán suaves y lentos. Cada parte del cuerpo está en constante movimiento. El control de la postura y del movimiento del cuerpo se va adquiriendo con la práctica, a medida que progresa el conocimiento y el entendimiento interno. La Sonrisa Interior.- Esta técnica, de gran simplicidad, es enseñada por muchos grandes maestros, y se aconseja al inicio de toda práctica interna, incluido el Tai Ji. Se empieza la sonrisa interior ajustando la posición corporal, después la cabeza y la cara; mentalmente, se esboza una sonrisa que inicia de forma imperceptible la expresión de la sonrisa en los ojos y en los labios, expresión a la vez luminosa y enigmática. Seguidamente, la mirada emite la sonrisa hacia los Cinco Órganos, sucesivamente: corazón, pulmón, hígado, bazo-páncreas y riñones, y después a los órganos genitales, al cóccix, al sacro, a las vértebras y, subiendo por ellas, al cráneo y, de nuevo, a la cara. El fin de esta técnica de visualización es relajar físicamente todo el cuerpo y moralmente desprendernos de todo ambiente de tensión, creando las condiciones favorables para la práctica de un trabajo interior. |